Las empresas que incorporan nuevos modelos de trabajo más dinámicos aumentan su capacidad de respuesta ante los cambios y las situaciones imprevistas, ganando en flexibilidad e inmediatez y permaneciendo en la carrera de la innovación. El denominador común de las metodologías de trabajo, es que todas ellas sirven para estandarizar, estructurar y organizar procesos, acortando la curva de aprendizaje de los equipos.
Al abordar todos los proyectos desde un enfoque homogéneo, se produce un proceso de mejora continua que permite identificar los éxitos y aprender de los errores. Es decir, las metodologías son herramientas que hacen que los equipos sean más eficientes a medida que se van utilizando.
- METODOLOGÍAS ÁGILES
Las metodologías ágiles adaptan la forma de trabajo a las condiciones del proyecto, consiguiendo flexibilidad e inmediatez en la respuesta. Aunque surgen en el ámbito del desarrollo de software, pueden ser empleadas en cualquier empresa y sector. Las empresas que utilizan metodologías ágiles consiguen un 30% más de beneficios que aquellas que continúan apostando por los métodos tradicionales,
Dependiendo de la naturaleza del proyecto y del grado de madurez de la empresa en el uso de Agile, conviene utilizar un marco de trabajo u otro, siendo los más comunes:
- Scrum: divide el proyecto en pequeños bloques (sprints), que se planifican y revisan continuamente.
- Kanban: usa técnicas visuales para comprobar en qué punto se encuentra cada tarea de manera rápida y sencilla.
- XP (Extreme Programming): divide el proyecto en fases y, en cada una de ellas, realiza un ciclo completo de análisis, diseño, desarrollo y pruebas.