Deudas
Una deuda de interés variable es un préstamo en el que el valor concreto del tipo de interés que resulta ser de aplicación no permanece constante a lo largo del tiempo, sino que varía en función de la evolución de un índice o referencia conocido por las partes y que se revisa cada período de tiempo acordado por estas.
El prestatario no conoce desde el momento de la firma o formalización del préstamo el importe total de intereses que deberá abonar, y la Entidad Financiera que lo concede tampoco conocerá la cuantía total que ingresará por intereses derivados del préstamo.
Esta es la causa por la que cuando se formaliza un préstamo a tipo de interés variable el cuadro de pagos que se incluye en el contrato no refleja todas las cuotas a pagar, puesto que se desconoce el tipo de interés a aplicar a partir de determinada fecha, que será el que corresponda en función del índice de referencia pactado por las partes.
En el contrato encontraremos el cuadro de pagos del período en el que sí se conocen los intereses y que se corresponde con aquel en el que es de aplicación el tipo de partida. Este es el interés fijo que se aplica al préstamo durante un breve plazo de tiempo (antes de que entre en juego el tipo referenciado) que comienza en la fecha de firma del préstamo.
El coste del préstamo, en términos de TAE (Tasa Anual Equivalente) es producto de una simulación, puesto que no se conocen al momento de la firma los distintos valores que tendrá la referencia a lo largo de la vida de la operación.
¿Qué consecuencias tiene una deuda de interés variable?
Esto puede proporcionarte incrementos excesivos así como triplicar el precio real de tu compra, podría generarte ingresos extras en pagos a destiempo, incluso si no cubres con tus pagos, podrías llegar a tener un embargo del producto.
Lo más recomendable es no endeudarse con estos intereses, ser puntual en los pagos y tener siempre un historial de pagos a la mano de tus productos que has adquirido de esta forma.
